Por Javier Viver

EL FUEGO EN EL CORAZÓN

Levantar un gran monumento al Sagrado Corazón de Jesús en el siglo XXI y en Madrid podría parecer un despropósito. Lo sería si no provocara al menos un acto de encendido amor. Pero ante algo tan escondido y diminuto como un acto de amor palidecen los mayores rascacielos como hormigas ante un gigante. Esa es la verdadera dimensión del Monumento. Un acto de amor de Dios, un acto de misericordia con el prójimo.

Con 37 metros de alto y 60 de envergadura está proyectado en Boadilla del Monte el Monumento, entre la M-50 y la M-501. En un valle, rodeado de cordilleras de protección acústica de varias autovías. Habitualmente estos monumentos se ponen sobre un cerro, en esta ocasión se entierra para que pueda emerger un torso por encima de las cordilleras y abrazar a toda la humanidad, en sintonía con la encíclica Fratelli tutti (2020) del Papa Francisco. Una imagen tan surrealista y sorprendente como la del cuadro de Goya, El coloso. Ambos muestran un torso desnudo. El torso del Monumento estará traspasado de agujeros, como un mapeo de las heridas de la flagelación, la corona de espinas, las cinco llagas, incluyendo la lanzada, tal como aparecen en la síndone de Turín. Desde fuera del Monumento se verá una constelación de puntos negros pero en el interior serán luminarias por las que entran los haces de luz.

En el interior del Monumento se accede a un gran corazón sagrario de 2,5 metros de diámetro situado en su lugar anatómico […]

Lee el artículo completo en el Vol. 3 “Fuego” de Transfiguración.

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