¿Quién es Hiroshi Sugimoto?

El enigma tras las pantallas luminosas

Hiroshi Sugimoto, Cabot Street Cinema, 1978.

Hiroshi Sugimoto es un fotógrafo nacido en 1948, en Tokyo. Inspirado por el minimalismo y el arte conceptual, sus imágenes son claras pero con un mensaje potente que interpela al espectador. El tratamiento del espacio va más allá de sus fotografías: también tiene obras arquitectónicas, entre ellas un santuario sintoísta.

Entre sus series fotográficas destacadas, está Dioramas. Iniciada en 1976, y continuada en diversos años hasta 2012, Sugimoto ha fotografiado animales disecados que aparecen en entornos naturales fake, artificios de museos de historia natural. Sin embargo, con su cámara logra parecer que la imagen parezca totalmente real. De esta manera, crea la duda entre realidad y artificio; y provoca el asombro ante esta sensación.

Otra serie, iniciada en 1980, es Seascapes. También parte de una idea clara y sencilla: fotografiar horizontes marinos de todo el mundo. Lugares tan distintos como el mar de Tasmania, el océano Ártico o el Mediterráneo forman parte de esta colección. Apela al sentido universal de la mirada que busca el infinito.

Sin embargo, la serie que aparece en la sección “Secuelas” del Vol. 2 de Transfiguración “Agua” es Theaters, iniciada en 1978. Sugimoto entra en salas de cine y cuando empieza la película, inicia la exposición de la cámara, y la cierra al acabar la película. El resultado es una pantalla extremadamente luminosa, donde no se aprecia ningún tipo de figura, y cuya luz ilumina toda la sala. El fenómeno se repite en todas las salas que captura el fotógrafo. Según cuenta en el libro Hiroshi Sugimoto: Theaters,

“Mi sueño era capturar 170 000 fotografías en un solo fotograma de película. La imagen que tenía en mi mente era la de una pantalla blanca brillante dentro de una sala de cine oscura. La luz creada por un exceso de 170 000 exposiciones sería la encarnación o manifestación de algo impresionante y divino

Es ese exceso lo que da ese aura de misterio, de atracción magnética a algo inmensurable. La luz que inunda el auditorio puede ser un potente símbolo de tantas realidades religiosas e incluso litúrgicas: la voz que proclama la Palabra infinita e ilumina el Templo.


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